La luz de la cocina parpadeó.
Su tono amarillento le daba a todo un aire aún mas dantesco; no se por qué eso me hizo sonreír, lo que provocó un pequeño ramalazo de dolor.
La boca ya no me sangraba pero aún así escupí un pegote rojizo.
Dolor.
Eso ya no
era dolor.
El dolor
se esfumó cuando entró la ira.
Salvaje.
Potente.
Yo sabía
lo que era el dolor.
Oh,si,
y el miedo, pero el miedo también se fue.
Y llegó el poder.
y el miedo, pero el miedo también se fue.
Y llegó el poder.
El poder era mío ahora.
Saqué un
pitillo con una sola mano y lo encendí.
Di una calada profunda.
Di una calada profunda.
Observé el humo
con el ojo que aún podía abrir.
Volví a
sonreír.
Todas las historias tienen un final, y yo, iba a rubricar aquella de una
vez por todas.
Oh,si.
Lo miré a él.
No resultó fácil atarlo con una sola mano, solo con el movimiento el brazo roto y las costillas aullaron como lobos.
No resultó fácil atarlo con una sola mano, solo con el movimiento el brazo roto y las costillas aullaron como lobos.
Tuve
suerte.
Si le hubiera dado de lleno solo lo habría tumbado, a lo mejor ni siquiera eso, era fuerte, siempre lo fue.
Si le hubiera dado de lleno solo lo habría tumbado, a lo mejor ni siquiera eso, era fuerte, siempre lo fue.
Pero con el impulso al girar, y el ¡¡Basta
Ya!! que salió de mi cuerpo..
Sin mirar
golpeé y el canto de acero acertó en la sien y cayó como un fardo.
-Vamos a
jugar a un juego..- canturreé con un sonido horrible de dientes rotos.
Apagué el
pitillo en el escupitajo rojizo,me apoyé en el brazo bueno y me levanté.
De nuevo
el dolor me hizo sonreír.
- La máquina que mueve tu mundo nena! -
Abrí la
puerta de debajo y saqué el rodillo de madera, para él tenía una misión
especial, por eso le saqué los pantalones al gran cabrón.
- No llores
puta, dime que te gusta o esto será solo el principio... - Me volví
con él en la mano, había abierto los ojos, no había miedo, solo desprecio.. ¿Que vas a
hacer tú zorra de mierda? ,decían.
Un
gruñido surgió bajo la mordaza, aún creía que era mas que yo.
Pero
cambiaría eso.
Oh,si.
Deje caer
el rodillo a su lado, luego el cuchillo grande, el pequeño, el descorchador, la
cucharilla..
El abrió
algo mas los ojos.
- Bien.-
Me senté
a horcajadas sobre él.
El polvo mas bestia del mundo colega.
-Vamos a
jugar a un juego..-canturreé con aquel sonido horrible.
Y ahí
abrió los ojos. Del todo.
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