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domingo, 21 de abril de 2013

La estatua



  ¡¡Vuelve a tu divinidad!! - gritó él.
  Ella se arrastró sobre sus muñones de piedra,
la caída quebró sus finas manos blancas y sus
dedos frágiles.
  Su rostro de mármol se descascarillaba molécula
a molécula,dejando en el aire virutas nacaradas 
como polvo de estrellas.

  Dentro de su cabeza resonó la sinuosa voz que
hechizante le traspasaba;
  -"Los dioses caen y se rompen y los mortales
se regocijan en la desesperada miseria que los
carcome,solo la caída de un dios hace que se 
sientan mas cerca y casi iguales"-

  ¡¡Vuelve a tu divinidad!! - su angustia ahora
era un aullido y su grito desesperado acabó de
minar las pocas fuerzas que le quedaban,lloraba
y gemía por ella,por él..

  Ella giró su cabeza hermosamente tallada en 
un ángulo imposible,irreal,con un crujido seco
como de rama rota.
  Sus pechos níveos,exquisitos,inmaculados y
jamas profanados,solo tocados por su genio 
creador,se elevaron al volver ella sus ojos hacia
él.
  Horadaba la tierra con su vientre sagrado en su
avance hacia su último lamento,destrozando las
hojas secas a su paso.
 Atrás quedaban los pedazos de las notables
columnas que fueron sus piernas y más allá aún
los pies delicados todavía posados en su 
pedestal de reina.

  - "Nunca debiste mirar a través de mis ojos
muertos,ni tocar mi boca quieta suavemente con
tus dedos,ni derramar lágrimas sobre mis pies
desnudos,ni susurrar tu amor loco de mortal
en mis oídos pétreos" -




  El gimió al oírla en su cabeza,la delicada y
musical cadencia de palabras nunca pronunciadas.
  Encadenado frente a sus restos,herido de 
muerte,había pensado que ningún horror era
peor que haberla visto caer a manos de la turba
desquiciada.
  Se equivocó.
  Verla marchar,lo que quedaba de ella,le abrasaba
de tal modo la razón que creyó que estallaría
de dolor.






  Ella volvió a mirar al frente,hacia el agua y siguió
adelante.
  Sus movimientos lentos,infinitamente lentos,
mecánicos,los chasquidos de su interior resquebrajado,
el roce de la piedra sobre el suelo,era todo lo que
se oía cuando el murió.

  Ella no se giró a mirarlo una última vez y su adiós
resonó en ninguna parte.
  Antes de dejarse caer y hundirse en el fondo para
siempre una lágrima de cristal blanco cayó de su
ojo ciego.

  Una divinidad sin su aliento,una eternidad vacía..
mejor dejarse deshacer lentamente por el agua
que vivir sin él en el tiempo.


  

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